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domingo, mayo 29, 2016
Pablo, el locutor y futbolista que llegó en 1991 a El País
Es mediodía y está sentado como todos los días en el mismo lugar, lleva lentes y su forma de escribir en la computadora es lenta como su andar. Mide cerca de 1.80 metros, tiene la cabeza algo calva y con algo de canas, propias de su edad, pues ya tiene 63 años.
Él es Pablo Gonzáles Álvarez y es el periodista con más experiencia del diario El País expansión Nacional. De hecho, tiene entre sus recuerdos las historias que ha contado con sus letras a lo largo de 25 años, el tiempo de existencia que tiene este medio de comunicación.
Cuando sale a hacer su cobertura cotidiana de noticias, el recorrer una cuadra en la calle para llegar a su fuente le toma el doble de tiempo que a los demás periodistas, pero aun así continúa en esta tarea, porque como él dice, le mantiene vigente y con ánimos.
Su vida no siempre fue ligada al periodismo escrito porque cuenta que antes de ingresar a este diario se dedicaba a la radio. Era locutor de noticias, pero antes de “ponerse serio”, como recuerda, él era “pachanguero”, porque en la radio tenía sus programas de música cumbia, música folklore y hasta de canciones románticas.
“Era medio Manolo Otero (dice entre risas) porque me gustaba hacer programas románticos en la noche. Impostaba la voz y hacía poemas para las chicas y las chicas me llamaban y me decían ‘qué voz romántica’. Hice programas de cumbia, folklore, música romántica, de todos los rubros”, cuenta al recordar que a raíz de ese programa romántico hizo muchas amigas y recibía muchas llamadas de chicas que elogiaban su voz.
Trabajó en las radios Luis de Fuentes y La Voz Nacional; al mediodía él tenía su programa informativo en la radio y su curiosidad por el periodismo empezó cuando comenzó a salir a hacer “reportería” a las calles. Él hacía sólo el informativo, es decir, conducía, operaba la consola y así fue como comenzó a adentrarse en el mundo de las noticias.
En ese ajetreo conoció a otros periodistas, entre los que recuerda a Fernando Barral y Julio Cabezas, las personas que lo conquistaron para ingresar a El País en 1991 y deje su vida en la radio.
Fútbol
Pero la vida de Pablo no siempre fue el periodismo o su cercanía con los medios de comunicación, pues mucho antes de esto, cuando tenía sus 18 años, él era futbolista y cuenta orgulloso que llegó a ser parte de las reservas del club The Strongest. En este departamento jugó en equipos como Guadalquivir, Unión Comercial y otros más.
Consultado sobre el por qué no siguió esa carrera dice que “era muy duro”. “En La Paz era peor el asunto y me di cuenta que habían grupos, eran camarillas. Yo como era chango, si bien les lograba pasar, por atrás venía el hachazo o el codazo en la cara; me jugaban sucio, así que me calentó eso, me calentó que los dirigentes no decían nada y dije, ‘ya no va más’. Vine aquí y me metí a la radio”, recuerda.
Él actualmente tiene un problema de salud, y cree que la razón por la cual pasa por esta situación pudo venir justamente por su práctica de este deporte. “Yo jugaba de número nueve, de medio campista, y como tenía buen tamaño me gustaba cabecear y una vez por ir a cabecear le di a la cabeza del jugador contrario y ahí me golpeé, me desmayé un poco y parece que de ahí vino el problema”.
Su paso por El País
La persona determinante en su ingreso a El País fue Julio Cabezas, quien llegó a ser en ese entonces Jefe de Redacción de este medio. Recuerda él le había comentado una vez que escuchó sus “pepitas” en la radio y que le sugirió hacer ese trabajo en el periódico que estaba pronto a abrirse.
Consultado sobre a qué se refiere cuando dice “pepitas”, dice que desde que estaba en la radio no le gustaba hacer prensa o reportería junto al resto de los periodistas, por lo que siempre le atrajo hacer este trabajo sólo. Esto para buscar de esa manera notas atractivas y que otros periodistas no sabían.
Entonces, cuando escuchó la propuesta de su compañero le pareció atractiva y dejó la radio. Consultado porque no siguió con los dos trabajos, dice que este oficio absorbe tiempo y si se lo quiere hacer bien, debía enfocarse sólo en un trabajo. Tras esto, fue capacitado por Cabezas y así empezó su carrera en la prensa escrita.
“Fue un cambio radical con relación a lo que hacía en radio. La verdad que son 25 años y todavía sigo con problemas de redacción. Nunca terminas de aprender en periodismo. Te imaginas, son 25 años y todavía sigo siendo burro”, dice entre bromas.
Recuerda que cuando entró al periódico le asignaron la cobertura del área de salud, debido a que no le gustaba la idea de hacer cobertura de política o los temas que pasaban en la plaza. Desde ese entonces se convirtió como en un périto más en salud, pues son más de 20 años que transmite la información de lo que pasa en ese sector.
Al consultarle porque su rechazo a la cobertura de política o en la plaza, dice entre bromas que le molestaba cuando preguntaban a una autoridad en una conferencia de todo. “Le preguntaban de papas, cebollas, camotes, de todo y no me gusta eso; no había temas”, dice.
Él tenía su forma de buscar sus pepitas y dice que su estrategia era casi siempre la misma. Estaba consciente que las autoridades no le iban a dar las nuevas noticias, así que buscaba antes la “noticia” con sus amigos (fuentes no oficiales) y cuando iba a conversar con una autoridad y le preguntaban de qué iba a ser la entrevista, él les respondía “actividades de su área”.
“Una vez que entraba en la grabación le achuntaba lo que yo quería saber de la autoridad. Así me buscaba las pepitas”, dice riendo.
Consultado sobre si tiene en su memoria alguna noticia que le haya gustado publicar, habla de muchas y cuenta sobre todas aquellas que hacen referencia a los nuevos casos de VIH-Sida, Tuberculosis, Leishmaniasis y ese tipo de enfermedades que se reportan desde las instituciones de salud.
El periodismo es un oficio que quita mucho tiempo pero Pablo se dio “mañas” para poder sobre llevar eso. Para lograr esto, él atribuye a su método de trabajo y a su carácter que dice es como el de un “alemán”, es decir, puntual y responsable con la forma de trabajar.
Todos los días salía en búsqueda de la noticia a las 7.30, volvía a su casa al mediodía, almorzaba en familia, inmediatamente se ponía a escribir sus notas en una máquina de escribir y luego las llevaba en hojas al diario, donde las corregía y las pasaba a la transcriptora.
Ese método de trabajo casi es el mismo 25 años después de sus inicios, aunque con algunos cambios, pues él ya no usa esa máquina de escribir y ahora escribe en una computadora (aunque con algo de dificultad), pero además, ya no usa su grabadora de casete, sino que se adecuó a la era digital con una reportera de la época (algo que le costó asimilar).
Pablo es tranquilo pero a la vez juguetón, y dice que este su carácter le ayudó durante todo este tiempo a hacer muchos amigos. “Una de mis cosas positivas es que soy bastante juguetón con mis amigos; me gusta charlar con ellos, jorobarlos, joderlos un poco, porque a pesar de los problemas de salud que uno tiene, yo tengo la idea de que hay seguir viviendo la vida y listo”.
Han pasado 25 años desde aquella primera edición en la que apareció su nombre en el staff del diario y cuando se le pregunta qué le diría al lector, responde. “En el periódico hay gente responsable y el lector tiene la oportunidad de tener a mano un periodismo sumamente responsable que se diferencia de los demás”.
Sucesos en la vida
de Pablo Gonzales
Perseverancia
Pablo reconoce que una de sus virtudes que le ayudó a salir adelante como periodista es que era insistente. Para poder conseguir una “pepita”, él iba y volvía las veces necesarias a su fuente para conseguir la información requerida y que le ayudaría a distinguirse del resto de sus colegas.
Grabadora de casete
Al igual que al resto de los periodistas que empezaron con él en este oficio, Pablo admite que le costó mucho y de hecho se puso reacio a cambiar su método de trabajo cuando se le pidió que use una reportera digital. Tres años después del cambio admite que es un instrumento que facilita su labor.
Periodista
Pablo reconoce que desde que inició su actividad como periodista, hasta la fecha, hubo un cambio radical; además, admite que pese a sus años de experiencia tiene mucho que aprender, y ve en este oficio una forma de mantenerse sano. Asiente que quiere seguir practicándolo.
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