Hace tres años se inició una aventura llamada Página Siete, ante la expectativa de la ciudadanía, la curiosidad del sector de los medios y, también, la duda. ¿Un diario más en el ya saturado mercado de periódicos de Bolivia?
Para tener éxito creíamos que debíamos cumplir con varios requisitos: uno, contar con el personal profesional adecuado para desarrollar el trabajo; dos, “adquirir” una personalidad más o menos pronto, basada en el equilibrio entre la información de coyuntura y la referida a temas atemporales; contar con el mejor equipo de columnistas; mirar a Bolivia con autoestima y respeto, no con desprecio; considerar al pluralismo como un valor sin el cual una sociedad no puede desarrollarse; y, finalmente, asegurar la independencia del periódico de las fuerzas gubernamentales u otras que pudieran intentar afectarla.
Hoy, tres años después, podemos decir que se han cumplido esos requisitos y que los logros alcanzados son mayores a los esperados. Página Siete es un diario de referencia, procura entender bien la realidad que vive el país, aumenta sus ventas diariamente, su presencia en las redes sociales es creciente y nadie duda de su independencia.
Esta última característica es la que más irrita al Gobierno, proclive a una forma de actuar cada vez más relacionada con la intolerancia y el autoritarismo. Una voz crítica y democrática es lo que menos quieren los gobiernos. Esa característica ha hecho que las autoridades inicien una serie de acciones de desprestigio contra el periódico, además de acciones judiciales, con el obvio interés en amedrentarnos. No lo han conseguido ni lo conseguirán. Un juicio desarrollado contra Página Siete y otros dos medios por la publicación de una noticia de agencia ha quedado paralizado por razones obvias: el periódico no se equivocó al informar sobre un discurso del presidente Evo Morales sobre unas declaraciones suyas sobre la flojera en el oriente boliviano.
Pero la presencia de Página Siete es aún más irritante y notoria debido a la compra y cooptación, por parte del Gobierno, de innumerables medios. Tanto, que el director de ERBOL, Andrés Gómez, cree que “a estas alturas, el MAS tiene más medios que los partidos de la oposición, erigió en poco tiempo un ‘latifundio mediático masista’”.
Nosotros, con nuestra independencia, seguiremos adelante, intentando siempre informar mejor a nuestros lectores.
Raúl Peñaranda Undurraga
DIRECTOR DE PÁGINA SIETE
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