Ayer se cumplió un año de la muerte del periodista, analista político y columnista de EL DEBER, Cayetano Llobet, que falleció a los 72 años afectado por un cáncer de vejiga tras dos años de luchar contra esta enfermedad.
En junio de 2011, Llobet concedió una de sus últimas entrevistas a EL DEBER, y en ella habló de su dolorosa lucha contra la muerte y del derecho del ser humano de “vivir y morir con dignidad”.
En su última columna Paréntesis publicada con el nombre de Mi despedida, expuso su visión retrospectiva de su labor como periodista.
“Si bien mi trabajo comenzó en la televisión y ocupó largos años, tengo que confesar que lo más gratificante ha sido mi columna dominical. Siento que en esas líneas han ido quedando mis protestas de fondo, mis rabias, mis gritos de impotencia ante todo lo que me ha ido tocando presenciar. Muy especialmente, ante la desaparición progresiva de un horizonte de esperanza”.
En sus últimos días, una visión poco alentadora sobre el destino de Bolivia se apoderó de su discurso, resumido en su última columna: “Una revisión de nuestra historia resulta un paseo por la tristeza… ¡Porque nunca hemos sido capaces de hacer nada relevante! Y lo que es más grave, cada día que pasa, es más difícil que logremos hacerlo”.
Llobet se destacó por su análisis crítico, a veces caústico y de humor chuquisaqueño que imprimía en él un estilo inteligente y particular de interpretar la realidad.
Su viuda, Lastenia, a nombre de toda su familia, envió un comunicado de prensa para recordar la fecha de su partida.
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