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lunes, noviembre 24, 2014

Los varones de la ANP



La Asociación Nacional de la Prensa (ANP), esa entidad que agrupa a los principales medios impresos del país, tiene nuevo directorio. Y su composición resulta al menos curiosa. De sus ocho ejecutivos, siete son hombres, adultos, mestizos y católicos. Huelgan exclusiones. Solo hay una mujer con cargo fijo: tesorera. Tuvieron hace poco una presidenta, pero renunció alegando “divergencias ideológicas y rumores malintencionados”.

Ahora bien, más allá de la composición del directorio, que quizás retrata bien a las direcciones y gerencias de los diarios y revistas, es relevante tomar nota de algunas señales de continuidad. Y aquí pueden identificarse tres cuestiones: a) una declaración principista con negación, b) un lamento corporativo con cara de denuncia y c) un gafe del (no) oficio periodístico. Veamos.

Lo más evidente, sin duda, es la reafirmada defensa, enhorabuena, de las libertades de expresión y de prensa/empresa en el país. Los propietarios de medios impresos, en ello, se autonombran “el más sólido guardián” (sic). El problema es que en la trinchera principista de sus-li-ber-ta-des, la ANP niega —si acaso no desprecia— los derechos ciudadanos a la comunicación y la información.

El lamento tiene que ver con un posicionamiento corporativo: la ANP no quiere que sus afiliados difundan mensajes gratuitos contra el racismo y la discriminación, la trata y tráfico de personas, la inseguridad ciudadana, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y la violencia contra la mujer. Les parece una “obligatoriedad inconstitucional”. Y juran que si no les pagan, morirán asfixiados.

¿Y el gafe del oficio o, más bien, del no oficio periodístico? En su discurso de posesión, el flamante presidente de la ANP ofreció la mediación del ente empresarial en el “conflicto” entre el Gobierno y la Iglesia Católica en torno al doble aguinaldo. ¡Qué tal! ¿Y a título de qué? Quizás el despropósito haya sido causado por la presencia del Cardenal, de quien recibieron su bendición.

Es la a-ene-pe. Eso. Son los varones de la a-ene-pe.

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