— ¿Cómo nació el programa Sonidos de Brasil?
— Nació a raíz del cierre de radio Cristal, en la que habíamos emitido los programas en 2012 gracias a la colaboración de la Embajada de Brasil en Bolivia. Trabajamos desde marzo, porque para 2013 sabíamos que la emisora iba a salir del dial y solicitamos una radio que tenga un perfil cultural, como es París La Paz.
— ¿Cuáles son las características de la producción?
— Es un espacio de media hora semanal emitido los domingos, en el que abordamos la geografía musical brasileña. Revisamos los autores que ya son clásicos dentro del género popular, así como exploramos las creaciones más modernas, del Brasil de hoy, descubriendo un país que es muy rico culturalmente y cuya marca de exportación es la música y el fútbol.
— ¿Es complicado hacer programas culturales en nuestro medio?
— Más que complicado, tiene que ver con la línea editorial de una radio. Y no sólo de las emisoras, sino de las televisoras y los periódicos; encontrar columnas culturales en los periódicos es una hazaña en muchos casos. En radio es todavía más difícil. En el ámbito musical se convierte en una proeza: necesitas un espacio que se arriesgue a poner piezas de siete minutos de exploración musical y encontrar una audiencia que pueda apreciarlas en ese tiempo. Tiene que ver con la formación del público, que sólo se logra con la promoción de espacios culturales que generen un mercado.
— ¿Usted lo consiguió?
— La experiencia más grande es de Cine con Cristal, programa que se ha convertido en referencia para el mundo audiovisual boliviano y por el que han pasado casi todos los protagonistas del cine nacional. Fue emitido durante cinco años, desde 2008 hasta la semana pasada en radio Cristal. Hay público especializado: esa es la ventaja de La Paz y otras ciudades cosmopolitas, hay diferentes mercados para diferentes nichos. Claro, deben ser productos hechos con mucha calidad y compromiso, no un producto simplemente para rellenar.
— ¿Qué pasará ahora con el espacio?
— Cine con Cristal murió con radio Cristal. En el futuro trabajaremos en algo diferente, supongo que será en otro formato, quizá de la mano de la revista digital Cinemas cine, ya que el programa ha sido el germen para su creación.
— Mirando atrás, ¿cuál es el balance de los cinco años del programa?
— Es sumamente positivo. Como decía, es el germen de una nueva camada de críticos de La Paz, que hoy por hoy es un referente indiscutible en la red, en el ámbito nacional e internacional, de lo que es la información cinematográfica especializada en Bolivia. Es la plataforma en la que se ha podido reactivar la crítica del país, que durante el periodo neoliberal ha sido desarticulada sistemáticamente.
— ¿Cómo es trabajar con Mario Castro, su abuelo y director de Cristal?
— Quiero dejar en claro que toda relación familiar quedaba de lado cuando yo ponía un pie en Cristal. El rigor con el que se ha tratado a todo productor y realizador en Cristal ha sido el mismo con el que se me ha tratado a mí desde el primer momento. No por ser el nieto de Mario he tenido beneficios, al contrario, hubo muchas más exigencias.
— ¿Qué significa la radio para usted?
— Hoy, para mí, tras el cierre de Cristal la semana pasada, la radio significa un vacío. No tener el 102.9 en el dial con Cristal es bastante doloroso, me provoca un poco de vértigo, aunque haciendo zapping, veo cosas interesantes: desde antes, radio París La Paz siempre me ha gustado. Me siento feliz de estar trabajando ahí. Habrá que seguir buscando, aunque las frecuencias están saturadas de mucho, mucho ruido.
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