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lunes, noviembre 19, 2012

Lorenzo Carri en uno de sus trabajos. Hace unas semanas, por cuestiones de salud, abrió un paréntesis.



Si se pudieran combinar en una coctelera elementos como capacidad, sobriedad, honestidad, estilo, rigor y mesura, todo en buenas cantidades, el resultado que obtendríamos sería Lorenzo Carri. Periodista de antes, cuando no había facultades de comunicación y los cronistas se fraguaban en el empirismo de las mismas redacciones. ¡Y qué bien terminados salían...!

Uno llegaba de muchacho a ese mundo fascinante de bohemia, humo de cigarrillo y máquinas de escribir, le daban el saludo, un par de indicaciones y lo mandaban a la calle, a buscar la noticia, o a crearla. Pero ¿qué hago, maestro…? “Usted mire bien, escuche, anote todo lo que vea, después viene y lo escribe”, era la sencilla recomendación del jefe. Así se horneaban los jóvenes cronistas. Poca universidad y mucha calle. Se hacía camino al andar.

En ese ambiente se formó Lorenzo Carri, periodista de los que dignifican la profesión. Luego se ocupó con generosidad de transmitir la sabiduría de aquellos pioneros de la noticia a bandadas de aspirantes que poblaron varias redacciones paceñas.

Me piden unas líneas sobre Lorenzo. Me cuesta ser objetivo. Siempre hemos tenido por asumido que cuando alguien necesita un dato preciso del fútbol boliviano, una opinión sensata, una orientación acertada, hay que recurrir a él. “Llamalo a Lorenzo, es palabra santa”.

¡Y qué rectitud! Una vez, ya entrados en confianza, admitió a regañadientes que de joven le gustaba Estudiantes de La Plata. Pero que era algo lejano, ya no abrigaba sentimientos de hincha. Jamás se hubiese permitido renunciar a su sentido de la imparcialidad. Leer los correos de Lorenzo, la escrupulosidad en la información, la prudencia en el análisis, la prolijidad de su sintaxis, son un deleite. Elaboró toda su carrera en Bolivia, a ella dedicó sus mejores afanes. Ahí lo disfrutan. Hubiera sido crack en cualquier medio.

¡Qué periodista! ¡Y qué persona...! Me consta que todos los que fueron sus compañeros también fueron, sin que él se lo propusiera, sus alumnos. ¿Cómo no aprender a su lado...? Es como el gran maestro que en la cancha le dice al muchacho que debuta: “Juegue tranquilo, no se complique, toque y desmárquese”.

Jorge Barraza es periodista argentino, director de la Revista Oficial de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).

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